El vino sin botella, es decir, presentado en el formato bag in box es una de las mejores opciones para distribuir vino. Con éste se ahorra costes y, a la vez, se contamina mucho menos. Esta bolsa en caja consiste en un combinación de films que actúan como barrera al oxígeno y la luz.
Tenemos que tener en cuenta que transportar el vino en botellas de cristal es más costoso. Primero, porque pesa más y segundo, porque ocupa mucho menos espacio. Al optar por el cambio de formato, se necesitarían menos camiones y, por tanto, se contaminaría menos.
El problema ante esta propuesta es la visión negativa que se tiene de los vinos sin botella. Estéticamente no produce la misma impresión el vino así envasado. Las botellas de vino son también un reclamo para el consumo del caldo que contienen. De hecho en ocasiones las botellas son auténticas obras de arte.
Aunque esta nueva forma suponga más beneficios socialmente no parece estar muy aceptado. La imagen que proyecta en los clientes no es del todo buena. Se ven como un producto barato y de poca categoría. Al menos así lo han manifestado algunos usuarios en portales especializados.
En base a esto hay mucha reticencia a apostar por el bag in box. Aunque la solución a esta mala fama sería muy simple: incrementar la calidad del vino envasado.
Claramente, debemos dejar de lado la estética. Una caja de tres litros genera la mitad de dióxido de carbono que 750 mililitros de una botella de cristal. Si hacemos una aproximación numérica, se calcula que si se extendiese la venta del vino sin botella, se conseguía reducir la contaminación en más de dos millones de toneladas (sería como retirar 400 mil coches). Una reducción a tomar en consideración sin ningún tipo de duda.
Beneficios de los vinos sin botella
– Además de contaminar menos, son la mejor forma de almacenar el vino que no necesita envejecer, es decir, todos los tipos de vino de mesa.
– Es la forma más útil para evitar desperdiciar vino. A más de uno nos ha pasado que hemos abierto una botella para comer/cenar y luego no la hemos terminado. Esto nos obliga a tirar lo que ha sobrado. Al contrario que con el vino sin botella, el bag in box se mantiene en perfectas condiciones durante cuatro semanas.
– La practicidad del embalaje es otro de sus beneficios, ya que es fácilmente almacenable en casa.
– Por último, como es más económico, el precio del vino podría reducirse, siendo más accesible a más personas, por lo que se ampliaría el mercado y se facturaría más.
Apostar por iniciativas como éstas, que no tiene por qué influir en la calidad del vino, pueden suponer un antes y un después en temas de contaminación. Sólo falta, por tanto, que los vinicultores apuesten por el vino sin botella, dejando de lado la idea preconcebida de vino barato.
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